12 de octubre de 2020
A los pueblos indígenas
A las organizaciones sociales
A quienes habitan la Cuenca de México
A los medios de comunicación y periodistas
A quienes nos han acompañado por casi veinte años
A los gobiernos municipales, estatales y federal
A quienes quieran construir un mundo distinto
Les hablamos desde la ribera del Lago de Texcoco, el lugar donde, a través de los siglos, resistimos la más vieja y duradera empresa capitalista de nuestro continente: la desecación de la Cuenca de México. Hablamos las comunidades nahuas que no fueron derrotadas por la mal llamada conquista para decir que aquí, justo donde comenzó aquella destrucción primera, pondremos un alto al despojo colonizador.
Ya enfrentamos a los Hernán Cortés y a los Enrique Peña Nieto, a los Enrico Martínez y a los Norman Foster, asesinos y urbanistas que intentaron erradicar nuestra forma de vivir con la tierra, la montaña y el agua. Mediante el Tajo de Nochistongo, el Canal del Desagüe y el Drenaje Profundo, quisieron "gobernar las aguas" y llamaron "solución final" al los embates contra nuestros pueblos y lugares. No lograron terminar con nuestra vida.
En las últimas dos décadas, durante la más reciente etapa de esta embestida colonial, quisieron imponer un aeropuerto en el último reducto del lago. Aceleraron la degradación ambiental, vaciaron el lecho de las aguas y el subsuelo, entubaron y desviaron ríos y promovieron el crecimiento rapaz de la urbanización. También quebraron la convivencia dentro de nuestras comunidades y afectaron la salud de nuestras abuelas, abuelos, hijos e hijas.
Pero no nos vencieron y en 2018 detuvimos, junto con buena parte de la población de México, su proyecto corrupto y asesino.
A 528 años de la invasión de estas tierras insistimos en que revertir la destrucción centenaria del lago y los efectos del aeropuerto de muerte sólo es posible de la mano de los pueblos. En este 12 de octubre, día de la resistencia, decimos que ni una petición de disculpa europea (que no vendrá), ni la bendición del Papa, ni un decreto de Estado resarcirán los daños en los lugares que habitamos ancestralmente ni detendrán al neoliberalismo colonial que todavía acecha.
Por eso, como Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, buscamos en nuestro corazón y les tenemos una propuesta.
*
Las manos de esta Cuenca han trabajado la milpa y conservado los lagos por más de 500 años.
Si no fuera por los pueblos no existirían los bosques en la parte alta, los ríos que recorren el somonte, ni la zona lacustre en las partes bajas.
No añoramos el retorno de un imperio o un señorío que ya no existe, sino el respeto a lo que somos de forma tangible.
Así, desde nuestra forma de vivir, surge #ManosALaCuenca, un proyecto hecho a ras de tierra y sobre la laguna, que plantea la restauración del territorio, la restitución de la tierra y la compensación ecológica de esta región. En el centro de esta propuesta que presentamos públicamente está nuestra sabiduría y la de colectividades, artistas, académicas y académicos.
Hoy nos encontramos ante una oportunidad histórica: dar un viraje a la lógica perversa de errores centenarios en la Cuenca. Esta es la primera vez que una región en el país puede ser restaurada de la mano de sus habitantes.
Luego de más de dos años de diálogo, el nuevo gobierno tiene una oportunidad emanada de su mandato popular. Desde ahí les preguntamos: ¿van a repetir el mismo modelo de las anteriores administraciones? ¿Van a ignorar a quienes han defendido este lugar? Y especialmente: ¿qué les importa más, la vida o el dinero y la especulación?
Hace casi 19 años les advertimos sobre los efectos que los planes urbanizadores traerían a la Cuenca: calentamiento global, desabasto de alimentos, falta de agua, un aire irrespirable. Los planes que tienen sobre el territorio como el actual Parque Ecológico se quedan muy cortos para resolver estos problemas y las necesidades más apremiantes de la Cuenca.
Por eso les decimos:
1. Que si realmente va a haber una transformación, esa debe partir de la existencia real no de un aeropuerto ni de un parque, sino del Lago de Texcoco.
2. Exigimos que devuelvan las tierras de los pueblos afectados por el aeropuerto y que cese la compra, el despojo y la privatización de la tierra para detener así la división y violencia en la región.
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