Contra la persecución y las injustas condenas impuestas a los hombres y mujeres de San Salvador Atenco, México
Mientras las economías se desmoronan alrededor del globo, los estados se vuelven cada vez más represivos, especialmente contra gente que se opone y resiste a su política.
Mientras las economías se desmoronan alrededor del globo, los estados se vuelven cada vez más represivos, especialmente contra gente que se opone y resiste a su política.
Esta no es una observación regional, sino global.
La tendencia se nota en la persecución y las injustas condenas impuestas a los hombres y mujeres de San Salvador Atenco, México.
La represión estatal se desató sobre la resistencia popular a los ataques policiales contra los floricultores de Texcoco, México, en mayo, 2006. La gente apoyaba a los floricultores y no a los policías, entre los más corruptos del mundo.
Pero, como siempre, la represión engendra la resistencia. Y la defensa de los floricultores resultó en batallas campales entre la gente y la policía del Estado. Durante dos días (el 3 y 4 de mayo de 2006) batallaron, piedra contra tolete, coctel molotov contra proyectil, combate mano a mano, como el flujo y reflujo de la marea. Cuando el estado agarró a varias personas, la gente respondió con la detención de unos agentes, exigiendo libertad por sus compañeros cautivos. El otro día miles de policías federales y estatales atacaron, deteniendo a más de 200 campesinos de Atenco y compañeros de la Otra Campaña zapatista, golpeando a todos y todas salvajemente, cometiendo abusos sexuales, violaciones masivas y otras formas de tortura. Dos jóvenes fueron asesinados: Javier Cortés Santiago y Alexis Benhumea.
Estos eventos ocurrieron en Texcoco y San Salvador Atenco, un pueblo que tiene una larga historia de resistencia al gobierno central, desde antes de la Revolución Mexicana de 1910.
De los más de 200 hombres y mujeres detenidos, el estado se enfocó en los organizadores y líderes y sacó sus municiones pesadas para intentar destruirlos, y a través de ellos, la creciente resistencia popular a la represión estatal y a la confiscación de tierras de campesinos e indígenas.
En 2001, los campesinos pobres de Atenco organizaron el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) e impidieron que el ex presidente Vicente Fox les arrebatara sus tierras. Cuando prevalecieron, un movimiento nació. Fue esta organización la que encabezó la defensa de los floricultores en el pueblo cercano de Texcoco y sigue siendo blanco del Estado.
Un año después de las batallas del mayo 2006, tres destacados líderes del FPDT, Ignacio del Valle, Felipe Alverez, y Hector Galindo, fueron condenados a 67 ½ años en una prisión de máxima seguridad. El agosto pasado, Nacho del Valle fue golpeado con 45 años adicionales por la resistencia de Atenco.
No era el único.
Diez compañeros más—Oscar Hernandez, Alejandro Pilon, Julio Espinosa, Pedro Reyes, Juan Carlos Estrada, Jorge Ordonez, Adan Ordonez, Narciso Arellano, Ines Rodolfo Cuellar, y Eduardo Morales––fueron condenados a casi 32 años en prisión. A una vendedora de flores, Patricia Romero, le condenaron a cuatro años; ella, su padre Raúl Romero y su hijo Arturo Sánchez han salido bajo fianza.
Los frentistas de Atenco y sus compañeros de lucha están resueltos a pelear por su gente y por su libertad. Les urge el apoyo de todos ustedes. Pueden firmar una petición por la libertad de los presos políticos de Atenco en: contraimpunidad@gmail.com.
¡LIBERTAD PARA LOS 13 DE ATENCO!
Traducción: Amig@s de Mumia, Mx
Fuente:
www.kaosenlared.net/noticia/liberen-los-13-presos-atenco
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