Seis años atrás, en mayo
del 2006, el escenario nacional era muy parecido al actual. Es cierto, la
dinámica de la apertura comercial de PEMEX a la iniciativa privada aún no era
tan salvaje como lo es en la actualidad, ni mucho menos se habían aprobado créditos
educativos que permitieran el endeudamiento de jóvenes so pretexto del apoyo a
la iniciativa privada en materia de educación superior. Empero, como
actualmente lo vemos, en 2006, PRI, PAN y PRD se disputaban la presidencia de
la República, recorrían al país intentando convencer al pueblo de que su
candidato era el idóneo para asumir las responsabilidades federales y mandaban
mensajes explícitos e implícitos al capital nacional e internacional intentando
demostrar que eran ellos los mejores para hacer valer sus intereses y deseos.
Como en aquellos momentos,
hoy, la clase política nacional se desgarra vestiduras con el afán de alcanzar
el “gran hueso”. No obstante de que se trata de nuevo de los mismos partidos e
incluso, en un caso, hasta de un mismo contendiente, el tiempo transcurrido
hace necesario un balance.
Josefina Vázquez Mota
es, en muchos sentidos, la continuidad de las políticas “calderonistas”. En el
ayer, el espurio se presentaba en la opinión pública como “el presidente de
mano dura”, hoy la mujer panista se anuncia como “una presidenta de falda, pero
con muchos pantalones”. Su visión entonces no es otra que la misma que ha
llevado al luto a miles de familias mexicanas tras la llamada guerra al
narcotráfico; la obsesión a combatir violentamente la pobreza y falta de
oportunidades, las mismas que han orillado a miles a las garras de la
delincuencia organizada, las mismas que son consecuencias del modelo neoliberal
respaldado por el PAN desde la presidencia de Vicente Fox. Sus acciones también
hablan por sí mismas: como encargada de la Secretaría de la Educación mantuvo
la política errada de evaluar a los profesores y los encargados del aula en la
que estudian nuestros hijos antes que hacer un análisis de las deficiencias del
sistema educativo nacional, resultando así que muy a pesar de lo que hayan dicho
las razones neoliberales, pasan y pasan los años y los resultados no se
aprecian, no se evidencian y esta visión ha comenzado a ser sugerida como una
más de las problemáticas verdaderas.
Peña Nieto es un
personaje con historia. Se trata del encargado de ejecutar la venganza que la
mafia mexiquense, especialmente la anidada en Atlacomulco, deseaban en contra
de nuestro movimiento en defensa de la tierra. Todos lo sabíamos a la
perfección: tras ser nombrado diputado local del Estado, recibió la instrucción
explícita del entonces gobernador Arturo Montiel para coordinar a la bancada
priísta y pasar cuanto capricho deseaba en la legislatura mexiquense. Así, se
encargó de la aprobación de varias leyes en la entidad, entre ellas una de
relevancia. Recientemente se dio a conocer en televisión nacional que él fue el
responsable directo de la aprobación de la ley que mañosamente califica como
secuestradores a dirigentes sociales que se manifestaran y protestaran, la
misma que finalmente llevó a nuestros compañeros a estar en prisión por más de
4 años tras ser sentenciados a condenas de 31, 67 y hasta 112 años.
Con dicha ley entendíamos
perfectamente que el golpe solo era cuestión de tiempo. Y ya como gobernador,
unos cuantos años después, así sucedería. La mañana del 3 de mayo del 2006
decenas de compañeros de nuestro movimiento fueron detenidos en Texcoco y un
día después, el 4 de mayo, la policía mexiquense entraría salvajemente. Las
golpizas, allanamientos ilegales de decenas de viviendas, las violaciones y la
muerte de dos jóvenes fueron resultado de un operativo que el propio ex
gobernador autorizó en Texcoco la noche anterior.
Su odio en contra de
nuestro pueblo se evidenció no sólo con la agresión salvaje que desató en
nuestras calles, casas y plazas. No cansado con lo hecho, se aferró a desmentir
las agresiones sexuales, a mantener el asedio y hostilidad en nuestras
comunidades por varias semanas después de su operativo, a defender la legalidad
de sus actos e incluso a declararse capaz de realizar lo mismo de ser necesario.
La mayor muestra de lo anterior se suscitó en julio del 2010 cuando tras la
libertad de todos nuestros compañeros declarada por la SCJN, reconocida incluso
por el propio gobierno federal, se atrevió a retrasar lo más posible su salida,
amañando con la posibilidad de la reactivación de ordenes de aprehensión del
pasado.
La actuación en contra
de un pueblo nunca había sido tan vil. Su rostro impreso en miles de carteles,
su imagen vanagloriada en sin fin de revistas del corazón, su peinado engomado
y mediático esconden a uno de los represores modernos de la historia mexicana
cuya experiencia puede reproducirse perfectamente en contra de cualquier otro
movimiento social y lucha popular. La caída en Atenco de sólo uno de los tantos
negocios por la compra de tierras en el Estado de México de la familia Montiel,
llevó a este personaje oscuro a ejecutar sin contemplación uno de los capítulos
más sangrientos del México del Siglo XXI. ¿Qué pasaría entonces si un contrato
millonario estuviera en juego por la resistencia popular? ¿Qué sucederá cuando
un interés privado como el de las mineras del norte del país se vea
perjudicados por asentamientos de poblaciones que en el pasado fueron
justamente desplazadas y despojadas por las mismas mineras? Las respuestas las
encontramos en el mayo del 2006 en Atenco, sólo que ahora sería a nivel
nacional.
En es sentido,
entendemos que para muchos ojos se trata del candidato “perfecto”. Lo puede ser
para los de arriba, quienes pueden estar valorando dos puntos favorables entorno
al nacido en Atlacomulco. Primeramente la mafia política priísta de aquel
municipio que evidenció en su accionar la tan esperada venganza en contra de nuestro
pueblo. Pero en términos nacionales e incluso internacionales, los capitalistas
pueden ver en Peña Nieto la figura política que no se detendría ni tendría
mayores escrúpulos si una situación compleja así lo necesitará. Y es que ya
vieron en mayo de hace 6 años como a él, a diferencia de Montiel y de Fox, no
le tembló la mano cuando hubo que reprimir a un movimiento popular; ya vieron
también que los costos sociales no son ningún problema si se trata de
evidenciar quien manda. Solo contemplando estos dos elementos se puede entender
el por qué otra figura presidenciable, Quadri, se atrevió a declarar sin mayor
tapujo que debe reactivarse el proyecto aeroportuario en Texcoco y que de ser
necesario se deben asumir los costos políticos si es que en juego está el
beneficio del “interés público”. Hay que entender bien el intento del títere
“gordillista”: trata de colocarse bajo el mismo molde del que fue curtido Peña
Nieto sabiendo entonces que puede ser una carta que le ayude a posicionarse frente
a los grandes capitales. Pero el candidato de Nueva Alianza llegó tarde, como
también lo hizo a la carrera presidencial. No sabe que el proyecto no ha
muerto, que el gobierno federal sigue interesado en el Aeropuerto y por ello ha
consignado a la CONAGUA para dividir y comprar diferentes ejidos del municipio,
todo bajo la bendición de Peña Nieto y las declaraciones del nuevo gobernador
mexiquense, Eruviel Ávila, quien en su campaña electoral declaró que analizaría
la posibilidad de la terminal aérea y la recuperación del lago de Texcoco
mediante un proyecto ecológico. Es cierto que en noviembre pasado, el ex edil
de Ecatepec dijo que antes que el tan deseado aeropuerto, contemplaría el apoyo
al localizado en Toluca, pero es verdad también que nadie se chupa el dedo
cuando nos dicen que quieren nuestras tierras para reactivar el lago que el
propio gobierno secó y que después de años y años sólo manifestaron interés por
él para cubrirlo de chapopote y permitir el aterrizaje de los grandes aeroplanos.
Así, finalmente, para todos aquellos que han visto en este proyecto la
posibilidad de enriquecerse, les puede terminar por convencer la pareja
Eruviel-Peña Nieto.
Ya es mucho decir que se
trató del gobernador que cerró y dejó sin castigo el caso por corrupción y
desvíos de fondos de su tío Arturo Montiel, que llevó al incremento de la
violencia en las regiones del nororiente y norte mexiquense y que dejó a la
entidad como el Estado con más feminicidios en el país. Es cierto, ya es mucho
todo lo anterior, Enrique Peña Nieto tiene mucha cola que le pisen; pero
recordar nuestra experiencia, poner sobre la mesa lo que hizo en Atenco es
nuestra responsabilidad y no dejaremos de hacerlo.
Por
ello, por todo lo anterior, en este aniversario, el sexto, no sólo exigimos
justicia para nuestras compañeras agredidas sexualmente, cárcel para los
asesinos de Javier y Alexis. No, pues también decimos: ¡Peña Nieto no pasará! Ya
los derrotamos una vez cuando a la mafia priista de Atlacomulco también cuando
en 2001 y 2002 pretendían despojarnos de nuestras tierras. Y otra vez cuando logramos
arrebatarle la libertad de nuestros compañeros considerada imposible por
muchos. Los priístas y su confianza rumbo a la presidencia no son invencibles y
en Atenco ya hemos demostrado en diferentes ocasiones que cuando un pueblo un
organizado sabe enfrentar el miedo no hay decreto ni cárcel ni nada que pueda
detenerlo.
Así, el llamado en esta
coyuntura electoral es a la organización. Enfrentar el nuevo embate en contra
de nuestro ejido y tierras a manos del gobierno federal a través de la CONAGUA,
el castigo a los responsables de la represión, de los asesinatos de Alexis y
Javier y obtener justicia para nuestras compañeras vejadas sexualmente no pasa
por las urnas o por la victoria del PRIAN. Ni muchos menos pasa, continuando, por
la victoria de la izquierda sin principios que igual se disculpa y perdona a
todos aquellos que le robaron el triunfo electoral del 2006 al pueblo de México
y que propone como Secretario de Educación a quien encarceló a casi mil
estudiantes de la UNAM por defender la educación pública y gratuita o se queda
callado y no dice nada frente a la represión en nuestra contra. Pasa por la
organización que seamos capaces de fortalecer con asambleas, con consensos y
con opiniones de todos, pasa por continuar haciendo solidaridad. Pero sobre
todo, pasa por no perder el rumbo de lo que queremos construir y comenzar, por
actuar desde nuestros propios territorios: las escuelas, nuestros pueblos, las
colonias, los centros de trabajo. Pasa entonces por empezar a enfrentar y
resolver nuestras problemáticas con nuestras propias manos y esfuerzos. Nadie
dijo que sería una tarea fácil la que tenemos enfrente, nadie dijo que
construir es una actividad con efectos inmediatos, pero lo que si debemos tener
presente es que se puede hacer con conciencia, pero sobre todo con organización
y unidad.
¡En
este sexto aniversario y a más de 10 años del inicio de nuestra lucha, en el
FPDT seguimos de pie!
¡Castigo
para los represores!
¡Peña
Nieto, asesino!
¡La
tierra no se vende, se ama y se defiende!
¡Zapata
vive, la lucha sigue!
FRENTE DE PUEBLOS EN
DEFENSA DE LA TIERRA
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