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Desinformémonos
Desinformémonos
Toulouse, Francia. « Aquí
también, en Francia, nos pasó lo que ustedes nos están contando de
Atenco… Hace 100 años, en 1914, a estas tierras llegaron los gendarmes, y
se llevaron a los jóvenes. Para que se fueran a morir en las
trincheras, en batallas absurdas y horrendas… Los pocos que regresaban
sanos y salvos a los pueblos no alcanzaban ya a abastecer los mercados
con su trabajo. Además, los precios de sus producciones habían bajado.
Tenían entonces que cambiar sus formas de cultivar. Había que invertir
en maquinaria, abonos, pesticidas y demás venenos. La misma industria
que había producido carros blindados y gases de combate ahora vendía
tractores e insumos químicos. El ferrocarril, el automóvil, y después
las autopistas, la publicidad y la atracción de la vida urbana, el
modernismo y el progreso, el menosprecio y las burlas con respecto al
arcaísmo de los ‘nacos’ o ‘palurdos’ (en francés la palabra es
cul-terreux, o sea « culo embarrado », o bouseux, es decir ‘cubierto de
boñigas’), acabaron con lo que quedaba de la vida rural: pueblos
apoyados en tradiciones sociales (trabajos colectivos, ayuda mutua,
terrenos comunales) y conocimientos campesinos compartidos (tanto sobre
plantas y animales, técnicas de cultivo, como acerca de la forma de
vivir y relacionarse…).
« Por supuesto, no todo era ideal en
aquellos tiempos. Ni tampoco en los siglos anteriores. Porque en muchos
lugares imperaba ya un sistema feudal, que había logrado instalarse en
amplias regiones, aprovechando los estragos de las guerras promovidas
por realezas e iglesias, de invasiones, cruzadas y agresiones
coloniales… Y al derrumbarse el feudalismo, a finales del siglo XVIII,
no llegaron la libertad, la igualdad, y tampoco la fraternidad, sino la
propiedad privada, nuevas guerras, y el auge de la minería, las
manufacturas, la aceleración de los éxodos…
« Así quedó transformada la vida de
nuestros abuelos. Una transformación llamada « progreso », pero a través
de la cual las sociedades humanas se olvidaron del significado de
palabras como « autonomía », « dignidad », « solidaridad » y
« justicia »… Por todo eso la resistencia frente a la destrucción de
nuestro mundo ha sido, y sigue siendo relativamente débil… »
Esas palabras fueron las que pudieron
escuchar Ignacio del Valle y Cayo Vicente, miembros de la comisión del
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco,
recibidos en distintos lugares del sur de Francia, donde expusieron la
situación en sus pueblos, donde desde hace 12 años los ejidatarios de
los cinco pueblos del municipio situado en la orilla oriental de lo que
fue el gran Lago de Texcoco, tienen que hacer frente a la embestida de
los megaproyectos capitalistas.
Hablaron ante numerosas personas, muchas
de las cuales estaban ya enteradas de la resistencia, en los años 2001
y 2002, frente al decreto expropiatorio destinado a imponer la
construcción de un aeropuerto nuevo en San Salvador Atenco. Un proyecto
destructor contra una de las últimas « manchas verdes », una de las
pocas regiones con tradición rural fuerte en los alrededores de la
Ciudad de México. Recordaron la brutal represión del año 2006, los
asesinatos y las violaciones, tantos crímenes perpetrados por miles de
uniformados, mandados y encubiertos por los gobiernos de los niveles
municipal, estatal y federal, en los que participaban representantes de
los tres principales partidos políticos, PRD, PRI y PAN. Y cuyo máximo
responsable, como muy bien lo expuso Trinidad Ramírez en los encuentros
del Castillo de Chapultepec promovidos por el poeta Javier Sicilia, es
el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Un personaje
que hoy es presidente de la República Mexicana.
Explicaron cómo en la actualidad vuelve
la ofensiva de las transnacionales y el Estado. Detallaron las maniobras
de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la reactivación del
proyecto de aeropuerto, apoyado en la construcción de una « ciudad
futura ». Evocaron las divisiones creadas por la oferta y entrega de
dinero, la destrucción del tejido social, el auge de la delincuencia. Y
la amenaza contra el futuro de las comunidades… ¿Cómo vivirán nuestros
hijos cuando hayan desaparecido el dinero, la tierra y la vida
comunitaria?
Hablaron, entre comentarios, comidas,
visitas y muchas canciones compartidas, del amor a la tierra, a su
gente, a la cultura popular, a la vida. En regiones como el Larzac,
donde hace 30 años una valiente resistencia campesina consiguió
desbaratar el proyecto de extensión de un campo militar, visitaron
lugares donde se cultivan tierras y se crían animales con métodos
tradicionales, respetuosos de las personas y la naturaleza en general.
Los atenquenses fueron recibidos en tierras comunes, como La Fontié,
a unos 50 kilómetros de Toulouse, donde los habitantes pretenden luchar
precisamente por la reconstrucción de « una vida basada en el respeto y
la solidaridad, la alegría y la autonomía alimentaria y cultural », y
rechazan tanto « la propiedad privada como las relaciones
jerarquizadas ». Una labor todavía incipiente, pero que encuentra la
simpatía y el apoyo de un sector cada vez mayor de personas y grupos que
entienden « la necesidad de romper con el capitalismo de una manera
concreta y directa. » Y que buscan « desertar la condición de
asalariados de la industria, la administración, el sistema mercante, la
alienación en el trabajo y el consumo, el aíslamiento y la soledad, cada
vez mayores ».
Un participante mexicano comentó que en
la región de Toulouse decenas de miles de trabajadores, obreros,
técnicos e ingenieros, laboran en empresas que se dedican a fabricar y
vender armamentos, en particular aeronáuticos y espaciales, así como
sistemas de detección y control de poblaciones. Una actividad lucrativa,
que implica por ejemplo estrechas complicidades con los gobiernos
corruptos de muchos países (recordemos las relaciones entre el « año de
México en Francia » y el grupo militar-industrial SAFRAN, las compras de
decenas de aviones AIRBUS por la compañía INTERJET, dirigida por Miguel
Alemán, nieto del presidente federal e hijo del ex gobernador de
Veracruz). Las universidades científicas y las escuelas de ingeniería se
dedican igualmente a la promoción de esas actividades sofisticadas y
mortíferas, y buscan pintarlas ante una juventud desamparada con los
colores del desarrollo (llamado a veces « sustentable ») y la
« ineludible » artificialización de una vida cada día más transformada
en mercancía.
A lo largo de su recorrido por estas
tierras, los representantes del FPDT pudieron comprobar y apreciar que
en estos lugares, tratándose de verduras, legumbres, tés medicinales,
vinos y cerveza, queso o carne, « se come y se toma lo que se produce »,
o sea « se están dando pasos hacia la recuperación de la autonomía
alimentaria ». « Y esto es resistencia », comentaron. De hecho, en un
país donde menos del tres por ciento de la población activa trabaja en
el sector del campo, estos pasos son importantes. También escucharon
testimonios acerca de la resistencia de familias y grupos del Testet,
opuestos a la construcción de una represa destinada al riego de
cultivos industriales de maíz, pero que destruirá los humedales. Y por
fin la voz y los sueños de quienes empiezan a tejer nuevos lazos
solidarios en colonias, barrios y casas « okupadas » de la ciudad de
Toulouse, a través de la creación de una «cooperativa integral ».
Libertad para Alberto Patishtán
En todos los pueblos y tierras que
visitaron, los enviados de Atenco hablaron de la situación de los presos
políticos en México. En particular, expusieron el caso concreto de
Alberto Patishtan, y sacaron pancartas para exigir la libertad inmediata
del maestro tsotsil simpatizante de la Otra Campaña del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, encarcelado con un pretexto falso
desde hace 13 años… En cada lugar, los asistentes se comprometieron a
pedir su liberación, dirigiéndose en este sentido al Primer Tribunal
Colegiado del Vigésimo Circuito con sede en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas,
que estos días precisamente debe pronunciarse sobre el caso Patishtán…
Rumbo a Notre-Dame-Des-Landes
Después de su paso por nuestra región
(en el último departamento, el de « Ariège », tuvo lugar en el siglo XIX
una larga y obstinada rebelión campesina, llamada « Guerra de las
Señoritas »), los representantes del FPDT saldrán para
Notre-Dame-des-Landes, en la región de Nantes. Un pueblo cuyas tierras,
desde hace varios decenios, son amenazadas por un proyecto de
aeropuerto, y en el que cientos de jóvenes han construido una ZAD (Zona
que Defender), donde habitan y cultivan, y hacen frente con valor a una
brutal represión.
Nacho del Valle y Cayo Vicente nos
dejan, cerca de cinco años después del recorrido que hizo por las mismas
tierras Tata Juan Chávez Alonso, un recuerdo entrañable. Una
lección de auténtico humanismo. De esa humanidad que sigue latiendo en
la cultura y las luchas de los pueblos indígenas y campesinos de México.
Y es algo que puede aportar, en estos tiempos de deshumanización
terrible y generalizada, una valiosa contribución al despertar de la
lucha por la tierra, la dignidad, la autonomía y la justicia en muchos
rincones de nuestro país.
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