miércoles, 10 de febrero de 2016

Carta del FPDT al Papa Francisco



San Salvador Atenco, Estado de México a 27 de Octubre de 2015.

Querido hermano, Papa Francisco:
Reciba un fraternal saludo de los campesinos y pobladores de los municipios de Atenco  y Texcoco en el Estado de México, organizados en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, quienes seguimos con atención su preocupación e iniciativas por despertar la conciencia hacia el cuidado y la salud integral de nuestra Casa Común expresadas en su Encíclica Laudato Si´.

La palabra que ha compartido al Mundo nos da una gran esperanza y confianza por eso nos dirigimos a usted en atención al llamado que desde la Santa Sede ha hecho a los movimientos sociales del mundo, el cual abre la puerta al encuentro y al diálogo para construir la Paz al servicio de la dignidad humana.

Nos alienta la digna posición que usted tiene para la humanidad ante la grave crisis a la que hemos llevado a nuestra Madre Tierra. Por eso, conociendo la preocupación que comparte con muchos hombres y mujeres en el Mundo sobre la apremiante necesidad de un cambio de rumbo para evitar la autodestrucción de la vida, es que nos atrevemos a través de nuestro querido Obispo Raúl Vera López, hacerle llegar esta carta.

Queremos compartirle nuestra palabra respecto al grave riesgo que significa la reactivación del proyecto de construcción de un Nuevo Aeropuerto Internacional para la Ciudad de México (NAICM) el cual amenaza con destruir el último reducto de 14,500 hectáreas de entorno lacustre de lo que fue el gran sistema de los lagos Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco los cuales originalmente cubrían un área de 150,000 hectáreas y que hoy se encuentran bajo la gran mancha de asfalto que conforma la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).

Este es nuestro testimonio:
Antecedentes históricos 
Somos pueblos de origen indígena, nuestras comunidades: Santa Isabel Ixtapan, San Cristobal Nexquipayac, San Francisco Acuexcomac, San Salvador Atenco, Francisco I. Madero, La Magdalena Panoaya, San Pablito Chiconcuac, San Miguel Tocuila, San Felipe, Santa Cruz de Abajo, San Luis Huexotla y Santa María Chimalhuacán están establecidas desde hace siglos, pero hace 15 años se nos identifica con una palabra que nos integra como un solo territorio: ATENCO.



En su traducción al español, la toponimia náhuatl Atenco significa: en la orilla del agua[i] y en este territorio, de la rivera del Gran Lago de Texcoco, hemos habitado los herederos de los abuelos acolhuas, los hermanos de los aztecas, los pueblos a la orilla del agua. Existe un registro histórico que confirma que nuestros pueblos tienen sus raíces históricas en la conformación del señorío acolhua. Tanto las crónicas de la conquista, como los códices de tradición náhuatl refieren que sus pobladores originales tributaban directamente a la casa reinante de Texcoco y de la cercanía que tenían con la ciudad imperial de México- Tenochtiltán[ii].

Con la conquista española, hace ya más de 500 años, nuestros antepasados fueron violentamente despojados y sometidos a la esclavitud. Posteriormente, en 1810 nuestros pueblos participaron en la lucha de Independencia, el ayuntamiento de Atenco es uno de los más antiguos fundado en 1826, cuando nuestra nación independiente apenas vivía sus primeros días. Sin embargo, es hasta después de 1910 gracias a la lucha armada campesina que nuestros pueblos lograron la restitución de las tierras para los habitantes originarios quedando constituida legalmente la figura del Ejido como posesión colectiva de la tierra, una figura que brinda protección jurídica a las tierras comunales para que las decisiones condujeran siempre al bien común. En la guerra de Revolución nuestros abuelos ofrendaron su vida y su sangre para heredarnos la tierra y todos los derechos que derivan de ella.

Nuestro modo de vida.
En nuestros pueblos, durante los últimos cien años, y a pesar de la cercanía con la urbe más grande y populosa del país, la vida está fuertemente vinculada con la vocación del trabajo agrícola. Nosotros cultivamos la tierra, aún en situaciones difíciles. Nuestro autosustento se complementa con la tradición milenaria de la recolección de plantas comestibles y medicinales. Como nuestros ancestros aprovechamos los recursos lacustres como el ahuautle, el tequezquite, el alga espirulina, la producción artesanal de sal, entre otros. De manera paralela a las actividades del campo, en nuestras familias, realizamos actividades productivas de tradición artesanal y colectiva como la elaboración de fajas de mezclilla de algodón, la maquila de ropa, la elaboración de nieves y helados, los pequeños comercios y diversos oficios. El carácter colectivo define nuestro modo de vida regulado por un sistema de costumbres, valores y tradiciones. La posesión y uso de los recursos de la tierra es la base de este modo de vida. Sin la tierra nuestro modo de vida no puede existir. Por eso nuestro territorio, que ha pertenecido a nuestros ancestros por generaciones, lo hemos custodiado y preservado por ser el patrimonio natural y cultural de las futuras generaciones.



Historia reciente
Así, la historia reciente de Atenco ha estado fuertemente marcada por la constante defensa de nuestro territorio. Durante las últimas décadas, los gobiernos neoliberales intensificaron los procesos de fragmentación del tejido social, la marginación y el empobrecimiento social y ambiental de la región. De esta manera, el crecimiento urbano de la capital mexicana y la estratégica planeación del megaproyecto de un nuevo aeropuerto han asechado constantemente nuestras comunidades.

El primer intento de despojo de nuestro territorio llegó cuando Vicente Fox anunció, sin consultarnos, la expropiación del 70% del territorio de uso agrícola de la región, para imponer en este espacio el NAICM. La ubicación de esté mega aeropuerto, con alcances de operación sin precedentes en la región, multiplicarían la ganancia de las empresas gracias a que a su alrededor estaba ya en camino el fortalecimiento de corredor de infraestructura, lo que aumentaría la capacidad de las empresas de activar los procesos de comercialización de bienes y recursos. Esta idea de falso “progreso” con el nombre de Plan Puebla Panamá (PPP) fue el mayor fundamento del origen del proyecto NAICM y fue trazada a favor y en puño de los acreedores que cimientan su riqueza en la destrucción de la vida humana; el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Por eso, en octubre de 2001, los habitantes de estas tierras decidimos constituirnos como Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra para hacer frente a la expropiación que pretendía arrebatarnos la tierra, el territorio y el agua.  Nos organizamos, levantamos la voz y denunciamos el despojo y la violencia que el gobierno utilizó para apropiarse de lo que no le pertenece. En esta lucha uno de nuestros compañeros, José Enrique Espinoza Juárez, fue asesinado a golpes por elementos de la policía cuando ya lo tenían detenido. De esta misma forma trató el gobierno a compañeras y compañeros que fueron hospitalizados por la violencia de la policía cuando fuimos emboscados mientras nos dirigíamos a una manifestación en busca de diálogo en el Municipio de Acolman.

Durante diez meses ejercimos nuestro derecho a expresar nuestro desacuerdo y emprendimos una batalla de defensa legal. Finalmente, en agosto de 2002 tras intensas movilizaciones y con la solidaridad del Pueblo mexicano triunfó la organización, la verdad, la razón y el derecho. El Gobierno se vio obligado a respetar al Pueblo y derogó oficialmente el decreto de expropiación cancelando el proyecto del aeropuerto.

¡Nuevamente recuperamos nuestras tierras!
Es importante mencionar que estos acontecimientos sucedieron dentro del marco de una de las visitas pastorales de San Juan Pablo II a nuestro país en agosto de 2002. Como lo hacemos hoy, en ese entonces, solicitamos al obispo de Texcoco Juan Manuel Mancilla que hiciera entrega de una carta al Papa, donde denunciamos el abuso de poder y pedíamos su intervención. Sabemos que la mediación del San Juan Pablo II fue providencial para que el gobierno mexicano finalmente decidiera dar marcha atrás a su imposición.

Tiempo después, en enero del 2003 obtuvimos el reconocimiento por parte del gobierno para ser interlocutores directos a nivel regional de las demandas del pueblo a través de mesas de diálogo.  A pesar de todo esto, el gobierno y los intereses económico-políticos de las trasnacionales no quitaron el dedo del renglón y mantuvieron un hostigamiento permanente y silencioso para retomar sus planes de despojo, así que en primer lugar dieron paso a la venganza contra un pueblo organizado y a la vez, dar un escarmiento “ejemplar” para desarticular no solo el movimiento social de Atenco sino también para que a nivel nacional todos fueran testigos de cómo se castiga a todo aquel que se opone al “nuevo progreso”.

Esta venganza la ejecutó el entonces gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto. Los días 3 y 4 de mayo de 2006 fueron días de terror y muerte en nuestras comunidades cuando el Estado mexicano dio la espalda a las mesas de diálogo y a los acuerdos establecidos, para utilizar todo el poder represor contra nuestras comunidades y hermanos que habían acudido a nuestro llamado de solidaridad. En esos dos días hubo asesinatos, tortura sexual, allanamientos, persecución y detenciones arbitrarias con condenas de más de 100 años de prisión para nuestros compañeros.   A partir de ese momento Peña Nieto inició una escalada política que hoy lo tiene impuesto en la presidencia. Desde luego, su compromiso con los poderosos que lo encumbraron aún no ha concluido, entre los encargos que tiene pendientes, la construcción del proyecto del NAICM es el cometido “insigne” de su gobierno.

La respuesta no se dejó esperar, a nivel nacional e internacional hubo manifestaciones de indignación por este crimen de Estado y por los delitos de lesa humanidad cometidos. El FPDT pedimos en aquel entonces la solidaridad y ayuda especialmente recurrimos al obispo emérito de Chiapas, Don Samuel Ruíz (Q.E.P.D.), también nos acercamos al excelentísimo Obispo de Saltillo Raúl Vera y acudimos a sacerdotes, congregaciones religiosas como los Luteranos, Metodistas, laicos, organizaciones de Derechos Humanos, premios Nobel de la Paz, intelectuales, académicos, estudiantes, actores, actrices, artistas, músicos, sindicatos, universidades y a todos los que en su corazón hicieron suyo nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra indignación. Todos juntos emprendimos la “Campaña Nacional e Internacional Libertad y justicia para Atenco”. Nunca estuvimos solos, el abrazo del amor solidario de nuestros hermanos no dejaron que se decayera nuestro espíritu.

En julio de 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación decretó la libertad absoluta de nuestros compañeros presos políticos. Logramos la libertad, sin embargo la justicia aún no se ha alcanzado y todos estos delitos han quedado en la impunidad.


NAICM proyecto de muerte. 
El primero de septiembre de 2014, Enrique Peña Nieto anunció la reactivación de la construcción del NAICM en el territorio de vocación lacustre de los municipios de Atenco y Texcoco. De acuerdo con el discurso oficial: “se trata de la obra de infraestructura más importante de las últimas décadas en México. Es un proyecto único en América, con una visión social y 100% sustentable, que permitirá que México aproveche su lugar como una de las economías más importantes del Mundo”[iii].

De nueva cuenta nunca fuimos consultados. La estrategia mediática echada a andar desde hace un año tiene como objetivo legitimar el proyecto a través de campañas en radio, televisión e internet que afirman que no existe ningún impacto del NAICM al territorio, dinámica social o económica de las comunidades de la región y que tampoco existen riesgos ambientales o civiles que se derivarían de la obra. Antes bien se empeñan en repetir una y otra vez que el proyecto se inserta como un potencial generador de empleos y oportunidades económicas y que mejorará la calidad de vida de quienes habitamos la ZMVM. 

Sin embargo, esta campaña de mentiras no puede negar los argumentos explicados desde 2001 por especialistas en: biología, arquitectura, aeronáutica, aeronavegación, edafología, geología, antropología y arqueología respecto a la no viabilidad del proyecto. Hoy, a una década y media de distancia, estas evidencias son más claras y científicamente sustentadas por lo que es apremiante que usted y todos los hermanos conscientes de la necesidad de la protección de Nuestra Madre Tierra conozcan  el grave riesgo que significa el NAICM para la vida en toda la región central de México y para millones de habitantes que en ella residimos.

Para empezar, la construcción de la nueva terminal aérea implicaría la eliminación de los servicios ambientales que el lecho del Lago de Texcoco aporta para la regulación del agua pluvial, en otras palabras, este espacio, el más bajo de la cuenca de México, con su vocación natural de lago es fundamental para evitar las inundaciones en la zona oriente del DF[iv].  Por otra parte, la sustitución de este espacio de amortiguamiento climático, por una gran plancha de concreto incrementaría la temperatura y aumentaría el efecto invernadero en el Valle de México afectando incluso las partes altas de la Sierra Nevada y con ello disminuiría la recarga de acuíferos en la zona oriente[v]. Con una menor alimentación de agua para la cuenca de México ¿cómo pretende el Gobierno Federal suministrar a las comunidades del oriente de la ZMVM y a la nueva Aerotrópolis que se proyecta desarrollar alrededor de la terminal aérea? Es claro que con el nuevo Aeropuerto el acceso al agua dejará de ser una garantía para volverse el privilegio de unos cuantos.

Además, se encuentran amenazados, a causa de este proyecto, los cuerpos de agua naturales que sobreviven del antiguo Lago, la eliminación de estos humedales significaría la pérdida de la aportación de evaporación su agua a la atmósfera, un poderoso aliado natural para la mitigación de las emisiones de contaminantes del DF.

A cambio de esta pérdida, los pulmones de los habitantes de la gran ciudad consumirían 1,118,726 litros de combustible diariamente al incrementarse las operaciones comerciales aéreas de 389 mil a 1 millón cada año. Es decir, el futuro del aire que respiremos los 33 millones de habitantes de la ZMVM es el de un aire envenenado, un aire de muerte[vi].

Ahora bien, con la operación diaria de aviones que se pretende tenga el NAICM calculada en 2,739, cada uno aportando una emisión de 130 decibeles, los especialistas advierten que el impacto de contaminación auditiva rebasa la norma NOM-081-SEMARNAT-1994 y por lo tanto los daños a la salud humana se vislumbran inconmensurables[vii].

En cuanto al impacto a la vida silvestre, el peritaje en biología señala que la propuesta de inserción de especies exóticas como el Pino Salado y la Casuarina considerada en los planes de compensación ambiental del NAICM, en realidad constituyen una amenaza de extinción de la flora nativa porque en primer lugar, sus raíces llegan a niveles freáticos lo que provoca la desecación de las reservas de agua, en segundo lugar, sus hojas son altamente flamables, almacenan grandes cantidades de sal y al degradarse aumentan la salinidad del suelo e impiden en crecimiento de otras especies. Finalmente advierten que estas especies, originarias de Australia y Asia, no contarán con un control bilógico que las regule y, debido a su alta tasa de reproducción y crecimiento, se transformarán en poco tiempo en plagas por lo que, la siembra de estas especies debe ser evitada dentro de todo el territorio mexicano[viii].

Hay que destacar que la construcción del NAICM significaría también la destrucción de un importante nicho ecológico de especies endémicas de reptiles y mamíferos y la destrucción de un espacio de anidación, reproducción y refugio de más de 100,000 aves migratorias que anualmente llegan a los cuerpos de agua de Texcoco, entre ellas, al menos veinte especies están amenazadas o en riesgo de extinción[ix].

Incluso las críticas respecto a la viabilidad del proyecto se han escuchado en los debates en el Senado donde las opiniones de expertos en aeronáutica y aeronavegación explican los riesgos que se derivan de la construcción y operación de un aeropuerto en un territorio de suelo inestable cuya dinámica e hundimientos es acelerado y diferencial, con un elevado riesgo de colisión entre aves y aviones. Estos especialistas advierten que en el plan del Nuevo Aeropuerto no se considera de manera seria la variable de la intensidad sísmica que predomina en el área y la cercanía de un volcán activo cuyas emisiones de ceniza pueden afectar constantemente la calidad de visibilidad en la operación de los vuelos[x].

Finalmente los especialistas en antropología y arqueología han señalado que la identidad y la historia resguardada bajo las capas de tierra del Lago de Texcoco hace varios meses son blanco de destrucción de las máquinas debido al avance acelerado de los trabajos de preparación del terreno, esto a pesar de denuncias presentada a través de peritajes, que muestran evidencias de más de mil puntos de interés arqueológico y paleontológico registrados desde el año 2003 en la zona de la obra[xi], mientras que nuestros espacios sagrados, los cerros Huatepec y Tepezingo corren el riesgo de sucumbir en la mancha urbana que proyecta Peña Nieto hacer crecer en la periferia de las pistas aéreas, igual que le pasó al Cerro del Peñón, vecino del actual Aeropuerto de la Ciudad de México.

La estrategia de despojo.
Hoy esta amenaza ensombrece nuevamente el territorio rebelde a la orilla del agua, pero ahora la nueva estrategia de despojo no tiene la cara de una expropiación, si no que viene operando a través de instituciones públicas como CONAGUA, que a partir de 2006, con el argumento de un “Proyecto Ecológico”, se encargó de avanzar en la compra de hectáreas de diferentes ejidos.

La nueva estrategia ha innovado una forma vil para destruir, desde adentro, nuestras comunidades a partir de la corrupción de las autoridades ejidales que han sido cooptadas por el PRI (el partido político del Presidente) quienes engañan, amenazan y compran voluntades de manera descarada acompañados de grupos de provocadores para generar la ruptura de la relación natural y colectiva entre nuestros hermanos y del arraigo con la tierra. Su objetivo es sembrar la división y el desapego de nuestras costumbres y valores identitarios, pretendiendo así cortar de tajo la memoria de estos pueblos originarios.

El enemigo aprendió a reconocer a su más grande adversario: la fuerza de nuestros pueblos reside en nuestra identidad, en la capacidad de reconocernos como parte de una comunidad que comparte un territorio, un pasado y un patrimonio cultural que trasciende lo material. Defendemos nuestro derecho a un presente y un futuro libres y autónomos.

Esta nueva forma de operar el despojo ha quedado evidenciada en el actuar de este grupo Priista que sirve a los intereses de los empresarios y políticos con el objetivo de imponer al NAICM. Por ejemplo, en 2013 a manera de provocación este grupo borró el Mural de la Dignidad de las paredes del Auditorio Ejidal Emiliano Zapata, un mural que recordaba la victoria de 2001 contra el decreto de Fox. También los comisariados ejidales priistas, en su papel de operadores del despojo prepararon, en complicidad con las autoridades de la Procuraduría Agraria, una asamblea el 1 de junio de 2014 que manipularon con el objetivo de desarticular el Ejido y trasladar la posesión de la tierra a una forma jurídica privada, fácil de mercadear.  El trabajo de destrucción del tejido social de este grupo de choque ya ha causado graves daños al interior de las familias donde hay una dolorosa división.

Además nuestras comunidades son constantemente hostigadas con rumores que dejan correr los grupos de choques sobre amenazas de nuevas represiones a quienes nos oponemos al NAICM. También hemos vivido acosados por la entrada de fuerzas públicas Estatales e incluso con escuadrones y helicópteros de Ejército y Marina que hacen sobrevuelos o recorridos en franca intimidación sobre nuestro territorio.

En nuestra resistencia social y pacífica ante la ofensiva del gobierno mexicano hemos acudido a las todas instancias de justicia legal nacional  (como  Tribunales y la Suprema Corte de Justicia de la Nación) y también ante instancias internacionales como la Comisión Interamericana de  Derechos Humanos. En estos frentes de lucha hemos presentado los peritajes de nuestros congruentes especialistas en las áreas de arqueología, antropología, topografía, biología, arquitectura, ingeniería, edafología y geología, todos ellos científicos calificados que nos dan la razón en el sentido que nuestro territorio no es apto para ubicar una terminal aérea. Sin embargo, el Gobierno de México ha insistido en aprobar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto misma que hemos demostrado tiene graves omisiones y es en síntesis un estudio a modo elaborado por quienes serán beneficiados con la obra para imponer el proyecto de muerte en nuestro territorio.  El trabajo de construcción de la terminal aérea está avanzando y la destrucción empieza causar graves heridas a nuestro territorio sagrado.

Nuestra decisión está tomada.
Desde nuestro digno pueblo en resistencia nos abrazamos a la verdad de la palabra y ejemplo de Cristo. No existe nada más sagrado que el derecho a la vida, ningún interés económico o político puede prevalecer ante el derecho de millones de seres humanos y de la vida de todas las especies de flora y fauna que habitan en el territorio que sobrevive del antiguo Lago de Texcoco.

Nosotros no olvidamos que México-Tenochtitlán es el nombre de la antigua ciudad que fundaron los aztecas en medio de un lago, en el lugar prometido por su dios Huitzilopochtli, en el territorio del agua y de la abundancia.  Hace 675 años, empezó a contarse la historia de esta ciudad que creció en contradicción con el medio lacustre fértil, abundante y diverso que aseguraba la subsistencia de quienes lo habitaron. Este paraíso prometido que históricamente nos ha dado tanto a los mexicanos hoy se encuentra en un punto límite de riesgo y es nuestro deber defenderlo.

Al ver a nuestros niños y jóvenes nos damos cuenta que no estamos equivocados, la tierra es esperanza y promesa de vida. En Atenco tenemos fe que Jesucristo está con nosotros, contamos con la presencia solidaria y acompañamiento de un valiosísimo sector de la jerarquía eclesiástica Mexicana congruente con la dignidad y valores cristianos.

Exigimos el respeto al derecho que tenemos como pueblos originarios a la autodeterminación. Nunca hemos querido ese aeropuerto, durante quince años hemos resistido evitando la violencia y el enfrentamiento, no queremos que se derrame más la sangre del pueblo ¿Pero cuánto más puede aguantar el pueblo así? 

Antes que la imposición de la muerte y la violencia se concrete en el territorio a la orilla del agua pedimos humildemente su intervención ante Dios y los hombres que ostentan el Poder, aún en contra del beneficio de sus Pueblos, para que con su intercesión nos ayude a sensibilizar al gobierno mexicano y no se antepongan los intereses trasnacionales a la preservación de la vida, y para que detengan de una buena vez y definitivamente este Megaproyecto de Muerte  que  es  la condena a la inminente desaparición de nuestros pueblos y del entorno lacustre de la Cuenca de México.

Porque otro mundo es posible, con respeto a la Madre Tierra y a la Paz nos despedimos de Su Santidad con gran cariño y admiración.


¡Gloria a Dios en el cielo y Paz a los hombres de buena voluntad!
¡Queremos vivir en Paz!
¡Tierra sí, aviones No!
¡Zapata Vive la Lucha Sigue!
¡La Patria no se vende, se ama y se defiende!



Atentamente:
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra




[i]  Montemayor, Carlos, Coord. (2007), Diccionario del náhuatl en el español de México, UNAM,  México.
[ii]  De la Portilla Quiroga, María de los Ángeles Rigel (2014), Atenco. Historia, tradición e identidad. La memoria presente en la defensa del territorio y los recursos de los pueblos a la Orilla del Agua, en: Memorias de la Conferencia Internacional de Antropología 2014, Instituto Cubano de Antropología, La Habana, Cuba.
[iii] Secretaria de Transportes y Comunicaciones (2014) Conoce el proyecto. Recuperado de: http://www.aeropuerto.gob.mx/conoce-el-proyecto-del-nuevo-aeropuerto-en-numeros.php
[iv] Córdova Tapia F., Straffon Díaz A., Ortiz-Haro G. A., Levy Gálvez K., Arellano Aguilar O., Ayala Azcárraga C., Zambrano L., Sánchez Ochoa D. J. y Acosta Sinencio S. D. (2015), Análisis del resolutivo SGPA/DGIRA/DG/09965 del proyecto “Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, S. A. de C. V.” MIA- 15EM2014V0044, Grupo de Análisis de Manifestaciones de Impacto Ambiental. Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, México.
[v] Encinas Rodríguez, Alejandro (2014), El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Política, negocios y poder, Senado de la República, LXII Legislatura, México.
[vi] Flores, Jesús (2014),  Arquitectura y globalización. Sincronía y diacronía del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, publicación para la Gaceta UNAM, 12 de septiembre de 2104, UNAM, Posgrado de Arquitectura, México.
[vii] Ibídem.
[viii] Córdova Tapia et al (2015)
[ix] Ibídem.
[x] Senado de México (6-4-2014), El NAICM y la transparencia. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=XB97xIcclyQ
[xi]  Morett, Luis (2015), La investigación arqueológica en el vaso del Lago de Texcoco frente al Proyecto de Nuevo Aeropuerto, Universidad de Chapingo, Documento digital, Recuperado de: http://unamenrebeldia.blogspot.mx/2015/01/pena-nieto-miente-el- nuevoaeropuerto-es.html











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