El último reducto de 14,000 hectáreas de lo que un día fue el gran sistema de lagos: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco y que originalmente ocupaban 150,000 hectáreas, está bajo amenaza de ser sepultado bajo la capa de concreto del NAICM y el desarrollo de infraestructura urbana y de transporte que proyecto el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Un gran negocio para sus aliados, lo poderosos empresarios.
Un proyecto que despoja de su territorio a los pueblos originarios de Atenco y Texcoco y que también es la sentencia de muerte para la vida de nuestra amada Ciudad de México, nuestro origen de identidad y de memoria histórica.
El 3 de septiembre, cuando Enrique Peña Nieto anunció la reactivación de la construcción del Nuevo Aeropuerto para la Ciudad de México. Enfatizó que: "todas las actividades vinculadas al proyecto se llevarían acabo con absoluta transparencia, respeto a la ley y garantizando la protección a los derechos humanos de la comunidades aledañas".
Frente a la violenta invasión del territorio en resistencia de los ejidos de la orilla del agua, ejidatarios y habitantes desmienten al represor del Pueblo.
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