Cinco años después de la brutal represión sufrida por los habitantes de San Salvador Atenco, sus pobladores siguen organizados y ahora, con sus ex presos políticos en libertad, buscan nuevas formas de resistencia.
Adrián Castro Bibriesca y Marcela Salas Cassani
San Salvador Atenco, Estado de México. “A diez años de haber tirado un decreto presidencial, a cinco de la represión y cerca de cumplir el primero de la libertad de nuestros compañeros, la amenaza de ser despojados de nuestra tierra está latente”, explica Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
La actualidad en Atenco no se aleja mucho de lo vivido en los últimos diez años: sus habitantes viven en un constante acoso por parte de las autoridades gubernamentales, quienes desean hacerse de sus tierras, ahora con el pretexto del proyecto llamado “Zona de Mitigación y Rescate Ecológico en el lago de Texcoco” que supuestamente está a cargo de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).
Luchadora social y compañera de Ignacio del Valle, ex preso político, Trinidad Ramírez habla en entrevista para Desinformémonos de la lucha cotidiana en Atenco, luego de que los 12 miembros del Frente recuperaran la libertad, tras cuatro años de injusto encarcelamiento.
Trinidad recuerda que en 2001, al echarse abajo un decreto que despojaba a los campesinos de San Salvador Atenco de sus tierras de cultivo para construir en ese espacio un aeropuerto, “se respetó la voz del pueblo”. Sin embargo, el conflicto estaba aún lejos de terminar. Ante el triunfo de los atenquenses, “la bestia quedó muy herida, y lo demostró con una brutal represión del 3 y 4 de mayo de 2006”.
Tras ese ataque, que resultó en la muerte de dos jóvenes, la violación de decenas de mujeres y la detención de decenas de habitantes de San Salvador Atenco y activistas de La Otra Campaña, la vida de muchos de sus pobladores cambió para siempre. “Nos arrebataron a Alexis y a Javier, y a los ex presos y sus familias cuatro años de nuestras vidas. Es por eso que ahora ya no podemos cerrar los ojos ni los oídos ante los gritos que exigen libertad, justicia, dignidad e igualdad”.
CONAGUA: tan sólo un disfraz
De acuerdo a declaraciones oficiales, la meta de la CONAGUA es comprar 2 mil 600 hectáreas (casualmente la misma extensión de terreno que se tenía prevista para la construcción del aeropuerto), y hasta el momento ha adquirido ya mil 600, principalmente en la comunidad de Nexquipayac. El titular de la dependencia, José Luis Luege Tamargo, niega que esos terrenos sean para la construcción del aeropuerto.
Atenco, por su parte, ha mantenido una negativa constante a ceder sus terrenos, pero para algunos pobladores la tentación cada vez es más grande, pues “hay gente que no quiere trabajar la tierra y prefieren vender. En el 2001, el gobierno pretendía pagar siete pesos por metro cuadrado, pero ahora la CONAGUA ofrece 157 pesos”, señala Trinidad.
“En el Frente de Pueblos, decimos no a la venta y no al proyecto de CONAGUA, pues tenemos razones para no creer en la palabra del gobierno”, advierte Ramírez, quien desconfía de las declaraciones de que no se construirá el aeropuerto en las tierras compradas. “En el 2006 nos quedó claro que las autoridades no piensan quedarse con los brazos cruzados”, dice.
Ante el intento de división, organización
La activista de Atenco señala que “el dinero es el arma principal para dividir posturas e ideas y manipular. La gente –advierte- cree que lo que le pagarán por su tierra es una buena cantidad y vende, pero eso no garantiza el futuro”.
La represión sufrida por los atenquenses en 2006 provocó que la gente viera en la venta la “mejor opción para evitarse otra clase de problemas”. Aunado a esto, hay quienes difunden entre los pobladores que “el gobierno puede apropiarse de las tierras sin pagar nada y dejar a la gente sin ningún bien”, lo que provoca que la población vea en la venta la única opción que queda.
Pero Atenco sigue resistiendo y buscando alternativas para unir al pueblo, y estrechar que el tejido social. “Llevando a cabo diferentes actividades buscamos formas de organización diversas”.
Otras formas de resistencia
A casi un año de la liberación de los 12 presos por los hechos ocurridos el 3 y 4 de mayo de 2006, la vida empieza de nuevo para algunos. “Nuestros compañeros vieron truncados sus planes y ahora comienzan nuevos proyectos”.
Con Ignacio y América del Valle en libertad, la resistencia de la familia del Valle adquiere nuevos tintes. “Nuestra cotidianidad es muy distinta, pero sabemos que ahora es cuando más debemos organizarnos, pues el gobierno está atento”.
Actualmente la base de la organización en Atenco está en la creación de proyectos productivos. “Hacemos faenas, listas de lo que nos hace falta, de lo que podemos mejorar y trabajamos en conjunto; así estrechamos el tejido social que el gobierno ha intentado desquebrajar”.
Gracias a la organización, el Frente de Pueblos consiguió recientemente la instalación de dos unidades odontológicas para atender a todos los habitantes de Atenco. “Acciones como ésta -señala Trinidad Ramírez- nos permiten estar juntos, estrechar lazos y atender ciertas necesidades de salud, además de ser una forma de seguir haciendo conciencia”.
“Las mujeres somos como robles”
La participación de las mujeres en la lucha social de Atenco es de vital importancia. Prueba de ello es Trinidad, quien asumió el liderazgo del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, después de que su esposo fue encarcelado en 2006.
“Con el gran trancazo que nos dieron aquel 3 y 4 de mayo, con esa forma de despertar nuestra conciencia, muchas mujeres de Atenco que antes habíamos sido tímidas, descubrimos lo que éramos capaces de hacer para defender a nuestras familias y se nos abrió un panorama que hasta entonces no conocíamos. Muchas éramos ‘sólo’ amas de casa, y minimizábamos esa labor, creyendo que no era importante ni representaba demasiado esfuerzo”, sostiene Trinidad.
“Es increíble –continúa- que aun siendo tímidas en otros aspectos de la vida, cuando vemos en riesgo a nuestra familia las mujeres somos capaces de muchas cosas. Yo lo he visto no sólo con las compañeras del Frente de Pueblos, sino con muchas otras mujeres como las compañeras del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas), quienes ahora luchan por el patrimonio que les quitaron, por el trabajo, por sus hijos, pero sobre todo luchan por dignidad”.
Trinidad señala que la importancia de la participación de la mujer en diversos movimientos, repercute también en otras áreas de su vida. “Cuando nos damos cuenta de lo que hemos sido capaces de hacer para defender a los nuestros, somos también capaces de decir ‘no estoy de acuerdo’, de tomar decisiones, de exigir igualdad y de ser independientes de nuestros compañeros no sólo económica sino emocionalmente”.
“Creo que las mujeres somos como los robles, resistimos y pocas veces nos doblamos, y no sólo en el movimiento, sino en la lucha por la vida que damos día con día”.
Ni perdón, ni olvido
“Es importante no olvidar que cuando nuestros compañeros salieron de la cárcel se logró una de nuestras demandas: la libertad, pero aún no se ha hecho justicia. Violaron a nuestras mujeres, nos arrebataron a Alexis, a Javier, y cuatro años de vida a los ex presos y sus familias, y nadie ha castigado a los responsables”, señala Trinidad.
El 3 de mayo mujeres de Atenco se manifestarán frente a la Procuraduría General de la República (PGR) para repudiar la falta de solución a las demandas por violación y exigirán castigo para los responsables.
Además el 4 de mayo integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra marcharán del Ángel de la Independencia al zócalo, junto con otras organizaciones que los han apoyado a lo largo de su lucha. “Vamos a hacer presencia en la Ciudad de México para decir que no hemos olvidado, que tenemos memoria. Tenemos muy claro que otros nos necesitan, y que nosotros necesitamos de los otros. Seguiremos siendo solidarios, pues es imposible olvidar a los compañeros del SME, de Bachajón, de Mitzitón, de Guerrero y a tantos otros que, como nosotros, siguen luchando por el respeto y la dignidad”.
viernes, 6 de mayo de 2011
Atenco, la lucha en “libertad”
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